Nunca se empieza una batalla tarde , las penas siempre llegan enseguida, y tu siempre pides para nunca darme.
Yo solo pido lo que tu me quitas, el cielo que revienta de repente como un infierno que llegó deprisa.
Guerra cobarde que a nadie defiendes, pero no lo saben, pero no lo saben.
Esa bandera siempre huele a sangre, triste paisaje todo de ceniza, distintas guerras distintas ciudades , y mismo fuego que quemó Gernika.
Tu crees que estoy cantando en el desierto, y se que solo muere lo que olvidas.
Hay corazones llenos de agujeros, pero no lo saben, pero no lo saben.
Todo lo que no se ve, lo que nadie nos contó, lo que se quedó en la piel, la memoria del dolor... que le den al general la medalla de cartón, se la tiene que clavar en mitad del corazón.
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